domingo, 9 de julio de 2017

Día 1: ¿Sólo llevamos un día?

Sí, hoy hemos salido desde Barakaldo hasta llegar al final de la tarde a Bruselas. No, no llevamos un día de viaje. El viaje comenzó mucho antes de darnos cuenta.

No fue cuando comenzamos a preparar la maleta, cuando nos reunimos a una semana de la fecha de salida ni siquiera cuando hicmos las primeras reservas allá por octubre. El viaje comenzó, por lo menos, el día que a los 4 colgados que están roncando en esta pequeña habitación de Bruselas mientras yo escribo estas líneas, y a mi, se nos pasó por la cabeza la idea de cruzar Europa en tren. Cuando algo así se te pasa por la cabeza no queda lugar para otro plan. Tienes dos opciones: hacer el Interrail o hacer otro viaje pensando en que deberías estar haciendo el Interrail. Esa decisión la tomamos bien. Habrá sido de las pocas.

En ese momento comenzó un largo proceso de selección de fechas, destinos y alojamientos que nos ha llevado hasta Hendaia el 3 de julio de 2017. La noche previa ha sido de locos. De los aproximadamente 15 trenes que cogeremos durante el viaje teníamos reservados los mismo que tú, que estás leyendo esto. Así que nos plantamos el domingo a la 1 de la mañana sin reserva (obligatoria) ni siquiera para salir de Hendaia pocas horas después. Habíamos tenido 3 meses para hacerlo. Empezamos fuerte. Que no se diga.

5 de la mañana, terminamos de imprimir las reservas para varios trenes tras una noche sin pegar ojo navegando páginas web de compañías ferroviarias extranjeras, cada una de su padre y de su madre.

7 de la mañana. Llegamos a Hendaia. Dos horas de espera y montamos. 9 de la mañana, montamos en el tren, se cierran las puertas, estamos todos y tenemos todo. Alivio.

5 horas a Paris, lo teníamos medido, salir de la estación de tren y cruzar Paris en hora y media para ir a una estación mayor y coger el tren a Lille, y de allí a Bruselas. Todo perfecto, hasta tenemos tiempo de pasear por el Louvre, vamos sobraos, llegamos a la estación de trenes.

Bien, a partir de aquí no sé como contar la próxima media hora. Mejor, no sé como hacerlo para que no pierdas el respeto que puedas tener por estos 5 viajeros. La historia no tiene desperdicio.

Llegamos a la estación con media hora para nuestro tren, buscamos el número, el andén y nos dirigimos al mismo. Esperamos a que llegue de Lille, entonces nos subimos, y hacemos tiempo hasta que dan las 16:46, hora de salida, y salimos. -¡Qué suerte, no hay nadie más en el vagón! celebramos, tumbandonos a nuestras anchas y sin preocuparnos por molestar a nadie más. Nos damos cuenta de que el tren va más lento de lo normal, casi parado, y al de unos minutos nos metemos en la zona de lavado de trenes. Extraño. La pasamos, y aceleramos, poco más que antes, pero las sensación ya no eran de tranquilidad, quedaban 40 minutos para hacer 200km a Lille, eso no podía ser bueno. Buscamos a más gente en otros  vagones, y se confirman las sospechas. Estamos solos en el tren, que obviamente no va a Lille. 5 minutos más, aparcamos en unas cocheras a las afueras de Paris, habíamos cogido el tren del andén 13, a Lille nos llevaba el del 14. "Bien, ya está" pienso, que todo saliera bien era casi más preocupante. El primer contratiempo es el que inaugura el Interrail, por tanto, ya estamos de viaje.

Volvemos a la estación, que estaba a 3km, y cogemos nuevas reservas para los mismos trenes. Esta vez intentamos no montarnos en los que van al túnel de lavado, tampoco en los que somos los únicos 5 pasajeros. Hemos llegado de noche a Bruselas, bastante es. Día de locos, pero disfrutando. Mañana Gante.

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