martes, 25 de julio de 2017

Días 16 a 19: Croacia, cambio radical

La idea que teníamos los cinco en la cabeza era esa misma: en Budapest acababa el Interrail en sentido estricto. No sólo porque no íbamos a coger más trenes, sino porque muchos factores indicaban que los 4 días en Croacia íban a ser un viaje radicalmente diferente.

Para empezar, no íbamos a estar solos los cinco que partimos de Hendaya hace ya más de dos semanas. En Croacia nos esperaban 3 colegas de la cuadrilla que llevaban ya por la isla un par de noches. A parte de eso, íbamos a pasar 4 noches en el mismo sitio, lo que nos daba un estabilidad que no habíamos tenido en todo el viaje. Y por último, en Croacia el plan no era madrugar para patear capitales ni hacer tours por la ciudad. Más bien todo lo contrario. Buscabamos sol, playa y fiesta. Todo ello hace que considerasemos la transición de Budapest a la isla de Pag como un punto y aparte.

Llegamos al apartamento pronto, demasiado pronto. Tan pronto que no estaba preparado para hacer el check-in, y tuvimos que refugiarnos en el de nuestros amigos. Estaban descansando de la fiesta anterior, así que sólo uno de ellos nos acompañó a enseñarnos la zona. Fuimos directos a la playa, y recuerdo el momento de meternos al agua como uno de los mejores del viaje. Simplemente lo necesitábamos. Sin mochilas, sin mapas, sin escuchar a ningún guía. Sólo sol y playa.

De esa media hora también tengo un recuerdo que me pareció curioso. Estábamos en la playa 4 de los que hacíamos Interrail y Asier, que llevaba dos días en Croacia. Como es lógico, nos preguntaba muchas cosas acerca del viaje, y daba la sensación que nosotros no queríamos contar las aventuras vividas por Europa. Nos limitabamos a responder con pocas palabras, sin querer entrar en detalles. Al final acabó él hablando de cómo habían sido los dos días en la isla y contando anécdotas de fiesta. Parecía que era él el que llevaba 15 días de viaje. Parecía que nosotros no quisiesemos hablar de todo lo vivido, que nos daba pereza. También es verdad que en ese momento estábamos cansados del viaje, más adelante ya les fuimos poniendo al día de nuestras aventuras. La situación me llamó la atención. A la pregunta de si se nos veía muy cansados y más delgados, Asier no dudó en responder que 'sí, bastante'. Qué esperábamos...

Por lo demás, poco hay para contar de los 4 días en Croacia. Simplemente encontramos lo que buscábamos. Si alguna vez habeís estado en Benidorm, Salou o similares, podeís imaginaros cómo fueron esas noches. Y también esas mañanas. La diferencia es que en la isla de Pag las discotecas tienen mucho más nivel, en vez de españoles hay italianos, y las playas son de piedra. Ah, y la fiesta acaba antes. Poca cosa se puede escribir en un blog sobre eso.

Aun así, no quiero acabar este post sin hacer una referencia a las fiestas que se montan durante el día en esta isla. Son sencillamente brutales, muy por encima del ambiente nocturno. Lo que pasa es que nosotros, fiel a nuestra idea de no adaptarnos al horario europeo, salíamos del apartamento por la noche a las dos de la mañana, y llegábamos pasadas las seis. Y luego no estábamos para volver de fiesta al mediodía.

Dos días antes de marchar hicimos el esfuerzo de volver antes por la noche e ir a la zona de las discotecas el mediodía siguiente. Y qué bien que lo hicimos. Cuando llegamos vimos que las discotecas tenían zonas con piscinas que abrían durante el día, incluso algunas tenían habilitados lugares para saltar al mar. Recuerdo mirar alrededor y pensar en toda la gente que estaba ahí de fiesta con nosotros. Cada uno de un lugar diferente de europa. Por momentos, todos ahí reunidos disfrutando del verano y de las vacaciones juntos. Durante el día el buen rollo se hacia notar. No pudimos resistirnos a volver la tarde siguiente, ya con las maletas preparadas en el apartamento, a despedirnos de la fiesta croata. Últimas canciones y de vuelta al bus. Tampoco queríamos perdernos el último atardecer en Novalja.

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