jueves, 13 de julio de 2017

Días 9 y 10: Praga no cumple las expectativas

Me habían puesto Praga por las nubes, llegaba con unas expectativas altas que eran difíciles de cumplir. Y no se si será por cansancio, por poco tiempo, o porque simplemente la ciudad no es como me la habían vendido, pero me ha decepcionado. Que nadie se lleve las manos a la cabeza, Praga es una ciudad muy bonita, de las capitales más viejas y con más historia de Europa, pero no le he encontrado el encanto y el aura especial que otras ciudades sí que tienen.

Como en otras tantas, hemos conocido la ciudad con un free tour, aunque yo ya me la había preparado antes de llegar. El caso viejo es bonito, el reloj astronómico, espectacular. Tuvimos la suerte de coincidir con un festival de Jazz en la plaza vieja. La verdad que no escuchamos ni a dos bandas, pero los puestos de comida que se instalaron con motivo del festival nos arreglaron la noche. Por nuestra cuenta, subimos al castillo un par de veces a ver la vista panorámica de la ciudad. Más allá de eso, no tengo mucho que contar de la visita.

Ayer a la noche salí a correr al atardecer, tenía ganas de subir a una torre que hay en una colina cerca del castillo. También tenía ganas de ver Praga de noche. Y de hacer deporte. Y de pasar un rato solo. Me pilló la lluvia, asi que pude librarme de bastantes turistas en el camino a casa. Una vez cenados y duchados, sacamos las botellas de rioja que milagrosamente habíamos encontrado en la ciudad de la cerveza, y pusimos rumbo a Karlovy, la discoteca más grande del centro de Europa.

Al igual que la ciudad en general, defraudó un poco. De camino al club ya nos habían avisado unas chavalas que en Karlovy íbamos a encontrar gente muy pequeña, que fuesemos a otra. Era tarde pars buscar nuevos sitios. Dentro la mayoría de gente eran turistas, eso era de esperar, pero lo que no te esperas es que media discoteca sea de Madrid. Y es que además se les cata muy fácil. Y para un grupo euskaldun que encontramos, resulta que son unos neguriticos con el jersey al cuello, casi peores que los de Madrid. Pero bueno, dentro la cerveza era barata, así que casi estuvimos a un par de birras más de hacerlos amigos suyos.

Ahora llegamos a Viena, no tengo muchas indicaciones acerca de la capital austríaca, casi que mejor. Voy a dejar que me sorprenda, sea para bien o para mal. Amsterdam y Berlin habían puesto el listón tan algo que en algún momento había que bajarlo. De todas formas, creo que Praga tiene mucho más que ofrecer, sólo que ha faltado tiempo. Prometo volver.

1 comentario:

  1. Habeis pasado la mitad del viaje y seguís todos en pie, eso me alegra

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